Como podéis observar en el vídeo que acompaña esta entrada, el truco es sencillo: muchas de las aplicaciones de cámara para el iPhone, incluida la propia del sistema solo disparan cuando retiramos el dedo del botón de disparo. De esta manera podemos mantener con el dedo presionada la pantalla del iPhone para buscar algún punto de apoyo y estabilizarlo más.
Una vez veamos que ya estamos suficientemente quietos y no nos tiembla el pulso, procedemos a retirar el dedo para disparar. El mismo efecto puede conseguirse con aplicaciones que tienen un estabilizador de la cámara como Camera+, estas aplicaciones hacen uso de la información del acelerómetro incluido en el iPhone para detectar movimiento, cuando éste está suficientemente estable es cuando se efectúa el disparo.
Tanto de una forma como de otra conseguiremos que las fotos queden mejor, menos movidas y más nítidas.
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