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15 de mayo de 2012

¿Nos sentimos protegidos y aislados al utilizar nuestros teléfonos inteligentes?

Parece ser que sí. O por lo menos eso nos cuentan investigadores de la Universidad de Tel Aviv (Israel). Dicen que los que usan teléfonos inteligentes se “desconectan” del mundo real y tienen la sensación de que están aislados del exterior y también más protegidos en “su nube” particular. Consecuencias: No les importa que otros escuchen sus conversaciones cuando van por la calle y tampoco si molestan a los demás con este comportamiento.

El objeto del estudio era medir el impacto de los teléfonos inteligentes en la privacidad, en la forma en qué nos hace comportarnos y en cómo usamos los espacios públicos. Y han descubierto que los propietarios de estos dispositivos creen un 70% más que los que utilizan móviles normales que sus teléfonos les dan una gran privacidad.

En concreto participaron en el estudio 150 usuarios de móviles, la mitad de ellos con teléfonos inteligentes. Estos últimos se sentían un 50% menos molestos por otros usuarios que usaran móviles en los espacios públicos y además pensaban hasta un 20% menos que el resto de usuarios de móviles, que sus conversaciones privadas podrían resultar molestas para los que las escuchan a su alrededor.

También dicen los investigadores que los que utilizan teléfonos inteligentes sufren mayor dependencia de sus dispositivos que los que usan los móviles normales. Eso es fácil de entender: Usamos los móviles para encontrar una calle, chatear con un amigo, leer las últimas noticias, ver el correo… son muchísimas las cosas que podemos hacer al día, en cualquier momento y cómodamente; es normal que haya personas que se sientan perdidas sin su teléfono inteligente.

Resultado de este estudio: Los parques y lugares públicos están cada vez más llenos de usuarios de móviles que solo prestan atención a sus dispositivos sin importarles el entorno que los rodea. Seguro que ya lo habréis observado por las calles; parejas que van con sus hijos y cada uno está entretenido con su teléfono en vez de disfrutar del paseo y del poco tiempo que imagino que tendrán para estar los dos con los niños.

Los que han realizado esta investigación piensan que este comportamiento puede hacer que en un futuro los espacios públicos se utilicen de otras formas y que existan zonas diferenciadas igual que pasa con los fumadores y los no fumadores. Es decir, que quizás dentro de unos años vayamos a un centro comercial y veamos espacios cerrados con gente gritando (por eso de hablar todos a la vez) a través de sus móviles.

La pregunta entonces es… un dispositivo que facilita cada vez más las comunicaciones, ¿podría convertirse a la vez en un instrumento que dificulta las relaciones personales?

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