Según informa la BBC, el programador habría robado diminutas sumas de aproximadamente a 17 mil usuarios móviles para amasar esa cantidad de dinero.
El muchacho de 20 años trabajaba en la casa de sus padres en el norte de Francia desde 2011, diseñando aplicaciones gratuitas que, en estética y funcionalidad, eran muy similares a otras apps más populares.
Una vez que estas apps estaban instaladas, el malware enviaba mensajes de texto escondidos a un número que el francés había determinado. En otros casos, terminaban en su poder las claves de acceso mediante las cuales los usuarios ingresaban a sitios de juegos o apuestas.
Los equipos Android eran los blancos predilectos de los ataques de este chico.
Luego de su arresto en Amiens, el hacker admitió los crímenes aunque aclaró que no había delinquido por el dinero, sino por “amor a las computadoras y la ambición de ser un desarrollador“.
El muchacho no tenía formación académica como programador, aunque fue descrito por los fiscales como una persona muy inteligente.
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