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30 de mayo de 2013

El orgullo de Apple le acabará pasando factura

Samsung acaba de anunciar el Samsung Galaxy S4 Mini, la versión reducida de su terminal estrella, el S4. Resulta curioso que sea 'mini' un smartphone de 4,3 pulgadas. Con movimientos como este, se refuerza la teoría que cada vez más gente está asumiendo: la pantalla del iPhone es pequeña, descontento sobre el iPhone que se acaba convirtiendo en opinión sobre Apple. El salto que dio la sexta generación (iPhone 5) aumentando su tamaño de 3,5 a 4 pulgadas fue satisfactorio, pero no deja de ser pan para hoy y hambre para mañana. Apple siempre fijó como prioridad que su smartphone fuese manejable a una mano, pero eso no debe ser excusa para montar una pantalla más grande.

La diferencia es demasiado grande cuando miramos a sus competidores. No tiene nada que ver la experiencia de navegar por la web en las 4 pulgadas del iPhone en proporción 16:9, que en cualquier otro smartphone con pantallas de 4,3 o 4,7 pulgadas, o incluso 5. Una pantalla de 4 pulgadas no está mal, pero un terminal de gama alta de 2013 debería ofrecer algo más. La manejabilidad ya no es una excusa. Esto lo sabe bien Samsung, quien consiguió aumentar la pantalla del Note II de 5,2 a 5,5 pulgadas respecto a su antecesor, consiguiendo a su vez un smartphone más manejable. La fórmula no es ningún secreto: estrechar notablemente los marcos de la pantalla, tanto laterales como superior e inferior.

De una forma menor, también se refleja en el Samsung Galaxy S4, bastante más manejable que el HTC One pese a que su pantalla es de 5 pulgadas, 0,3 mayor. Pero Apple tiene un orgullo, el de mantener sus cánones y tratar que éstos prevalezcan. Parte del legado de Steve Jobs se basa en ofrecer 'lo mejor' a los usuarios, y esto no tiene por qué significar dar lo que pide el mercado. Pero con un Android maduro que ya no es el joven torpón de antes, y el resto de fabricantes liderados por HTC y Samsung ofreciendo alternativas de calidad, la opinión sobre Apple es que su orgullo puede y debe tambalearse para dejar paso a una adaptación al mercado.

Una muestra de ello ha tenido lugar hoy, con Apple presentando un nuevo iPod Touch sin cámara trasera y algo más económico, un movimiento que ha servido para que muchos lo consideren como el preludio de un futuro 'iPhone mini' muy rumoreado pero que parece inviable. Quizás tan inviable como en su momento lo parecieron un iPad mini, o este mismo iPod Touch. Ahora queda ver si finalmente veremos un iPhone con una pantalla mayor, si Apple esquiva la fragmentación de aplicaciones, y si hay un rediseño real que siga haciendo al iPhone manejable. Samsung lo ha conseguido con 5 pulgadas, y ciertamente Apple, si sigue ese camino, no sería lógico que lo hiciese con ese mismo tamaño.

Adaptarse al mercado es necesario. Una pantalla tan pequeña para tratarse de un gama alta no es una excusa, la competencia lo ha demostrado. No sólo Samsung, una de las primeras sensaciones que me dio el LG Optimus G fue que no parecía que tuviese 4,7 pulgadas, y que apenas lo notaba algo más grande que un iPhone 4S. El tamaño de la pantalla del iPhone puede acabar siendo un dolor de cabeza para Apple, sobre todo si se acentúa el trasvase de usuarios hacia smartphones con pantallas mayores. Junto a un iOS 7 que realmente innove y convenza, el iPhone podría volver a ser imbatible. Pero queda bastante por demostrar. Y de no hacerlo, la factura a pagar puede acabar siendo demasiado cara.

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