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11 de mayo de 2013

Smartphones cada vez más potentes… ¿De verdad se les saca partido?

Así es. Hoy por hoy, quien más y quien menos tiene en su poder un smartphone. Y si no lo tiene, probablemente se haga con uno en un futuro próximo. Los utilizamos para comunicarnos, expresarnos, divertirnos, como herramientas de trabajo o como simple entretenimiento. El negocio de la telefonía móvil todavía va a dar para mucho, y las compañías lo saben. Es por ello por lo que las empresas tratan de mantener vivo el mercado a base de ofrecer nuevas características, nuevos diseños, nuevos conceptos y smartphones potentes que hagan surgir en sus clientes la necesidad de renovar su terminal.

No obstante, muchas veces estas mejoras, lejos de ser avances como tal, se reducen a algo muy simple: Vamos a hacer lo mismo, pero va a ser más grande. Por ejemplo, aumentar el tamaño de la pantalla, la resolución de la cámara, o la capacidad de procesamiento. Toda mejora nos vale, y si podemos hacernos con uno de estos smartphones potentes, mejor que mejor. Pero, ¿Realmente necesitamos tanta potencia en la palma de nuestra mano?

Cazar pájaros a cañonazos

Es una analogía más que válida para describir a muchos de los usuarios de smartphones potentes hoy en día. "Tengo un teléfono último modelo, y sabe hacer de todo". Esto es lo que piensan muchos de ellos, pero vamos a pararnos a pensar por un momento en el uso que hacemos normalmente de nuestros celulares. ¿De verdad necesitamos tanta potencia?, al final, muchos son felices con la mensajería instantánea, las redes sociales, poder navegar por Internet y algún juego casual de vez en cuando, como podemos ver fácilmente si revisamos las listas de aplicaciones más descargadas de cada plataforma.


Las aplicaciones móviles se llaman así porque, (por lo general), están pensadas para realizar sus tareas con recursos reducidos. Obviamente, para todo hay excepciones, pero la mayoría de las utilidades que empleamos en nuestro día a día no necesitan smartphones potentes para ejecutarse, puesto que están diseñadas precisamente para adaptarse a un entorno con menores posibilidades. Precisamente por esto, no tiene mucho sentido que algunos de estos smartphones potentes tengan incluso más núcleos en su procesador que determinados ordenadores.

Nuevas funciones, nuevos horizontes

Como he comentado antes, el principal motivo de esta sobreespecificación de nuestros terminales viene dado por lo que, a mi modo de ver, es un mal enfoque por parte de los fabricantes. Nos ofrecen smartphones potentes, cada vez más, hasta que llega el momento de calmar el ansia del consumidor e implementar una nueva característica que nos distinga del resto. Ojo, no estoy diciendo que el aumento de especificaciones en nuestros terminales sea malo, pero hacerlo sin fundamento no tiene sentido.

Los usuarios demandamos innovaciones nuestros aparatos móviles móviles. Tengamos en cuenta que no es coser y cantar inventar cosas nuevas, pero es esto lo que realmente mueve el mercado de la tecnología. Proyectos como incrementar la capacidad de entendimiento de los asistentes por voz, la mejora en la conectividad que nos brindaría la conexión 4G o incluso los rumores sobre el terminal con pantalla 3D son mucho más importantes a mi modo de ver que gastar el dinero de I+D en un procesador que nos permita hacer diseño gráfico en nuestro terminal.

Podría hacerse, pero no

Hay multitud de cosas que a día de hoy podrían desarrollarse, o ya existen, y que podrían beneficiar tremendamente a la industria de la telefonía móvil. La excusa es la de siempre: "es demasiado caro", pero a mi modo de ver, si se investiga lo suficiente en esas áreas, se encuentra una forma de explotar los avances que sea ventajosa para todo. Por poner un ejemplo, todos nos hemos aquejado alguna vez de la poca duración de la batería de estos smartphones potentes si los utilizamos en exceso, ¿Me equivoco? Pues bien, las baterías de grafeno podrían ser la solución a este problema de una vez, si se invirtiese lo suficiente en ello.

Celular moderno es sinónimo, en la mayoría de casos, de frágil. Un error humano puede acabar con nuestro carísimo terminal y con el dinero que tan ilusionados gastamos en él. Esto no ocurriría si, por ejemplo, contásemos con un smartphone flexible que fuese capaz de amoldarse con mayor facilidad a los golpes y caídas. LG ya está trabajando en esto, y probablemente a más de uno le ahorre un disgusto en un futuro.

El equilibrio hace la fuerza

No queramos cargar a nuestro smartphone con tareas que no ha sido diseñadas para el. No es una consola con gráficos en alta definición que pueda ser utilizada por un gamer asiduo, ni es una cámara de fotos profesional. No es un super ordenador. No es un televisor que necesite una pantalla de 23 pulgadas. Es un teléfono, un asistente en nuestro día a día, y un objeto que sirve tanto para entretener como para trabajar.

Probablemente, algún día los smartphones serán nuestro más indispensable juguete, si no lo son ya. Serán capaces de hacer cosas que ahora mismo ni imaginamos, y Así pues, dejemos de dotar a nuestros celulares de capacidad para hacer cosas que no saben y enseñémosles a hacerlas primero.

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